Enrique
Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco,
le puso números al problema: un adulto abusa de Internet cuando está conectado
más de 3 horas al día; en los adolescentes el límite es 2 horas. Si además
existe privación del sueño (dormir menos de 5 horas) y se prefiere navegar a
tener otro tipo de relaciones sociales, una persona tiene riesgo de adicción.
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