La condición lamentable —en efecto, la crisis— de nuestros días en la que la heterodoxia y la heteropraxia no solo son toleradas sino que se celebran en el banco y el púlpito, así como en la plaza pública, fue predicha por Jesús en el anuncio más sorprendente de su ministerio.
Por Regis Nicoll
No hay comentarios:
Publicar un comentario