Para los propósitos de este debate en particular, lo más importante es que los católicos entiendan que la autoridad de los poderes civiles para usar la pena de muerte existe, que su uso adecuado no es intrínsecamente malo, que esta verdad ha sido revelada divinamente y que también se ha afirmado magistralmente. Esta es, por lo tanto, una enseñanza infalible e irreformable de la Iglesia.
Por Steve Skojec
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