Una de las tácticas fundamentales para implantar
el debilitamiento cultural en el seno de un pueblo es la de jaquear, sabotear y
deformar la familia como célula o unidad básica de la Nación, como ámbito de
cultivo y fomento del amor, el trabajo, la solidaridad y la ofrenda de la
propia vida para lograr la felicidad de los seres queridos que la componen.
Por José
Arturo Quarracino
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