Hace dos años atrás, una joven embarazada escuchó de su médico una noticia que no esperaba: la pequeña que venía en camino tenía Síndrome de Down. El médico le aconsejó que abortara y no solo una sola vez, sino en varias ocasiones, apoyándose en el argumento de que si no interrumpía el embarazo, Courtney y su familia iban a tener una mala calidad de vida.
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