Por el color de su jugo, parecido a la sangre, en la iconografía cristiana se convirtió en un símbolo del martirio. Un martirio fructífero, como su fruto, lleno de semillas. Y por sus innumerables semillas, envueltas con una dura piel, se la tenía como la propia representación de la Iglesia que bajo su manto acoge y protege a innumerables naciones
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Domenica IV dopo la Pentecoste (Dóminus illuminátio mea)
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Ripubblico, anno dopo anno, per chi ci legge solo ora e anche per rinnovare
il nostro approfondimento degli insegnamenti che nutrono la nostra fede,
nell'...
Hace 1 hora
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