Motivarnos hacia Dios, mediante la oración, es admitir nuestro límite y, segundo, es recurrir a esa Inteligencia Suprema que nos favorece para hacer lo adecuado y lo indicado. Esa inteligencia superior, amorosa y misericordiosa, que por fe favorece nuestra existencia.
Ver nota completa...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario