Es al frenético sonido de La Marsellesa, pasando por La Carmagnole y otros himnos revolucionarios que cientos de miles de católicos de todos los ámbitos de la vida, “sospechosos” a los ojos de los fundadores de la Primera República, fueron masacrados.
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LA CRISIS PENSIONAL EN EL VATICANO
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«No soy un hombre de plegarias, pero si estás en el cielo, ¡salvame de la
quiebra, por favor, Soros!».
En una carta dirigida a los cardenales y responsabl...
Hace 4 horas
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