El cristiano devoto es sin duda consciente del estado precario de la fe en nuestro mundo moderno y está cada vez más abierto a soluciones innovadoras. Una de esas posibles soluciones es seguir el ejemplo de nuestros vecinos barbudos Amish y formar comunidades religiosas basadas en reglas, pero tal vez sin el caballo y el carruaje.
Por David Larson
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