No es fácil llegar. El acceso al camino de piedra que conduce a la localidad albardonera de Las Tierritas (a 14 kilómetros de la plaza central de Albardón) solía tener un cartel indicador, pero ya no existe. Sólo las indicaciones de los lugareños guían al visitante primerizo hasta la capilla artesanal construida por los vecinos en honor a la Virgen de la Carrodilla, patrona de los viñedos.
Inaugurada en 2001, cada año recibe más visitantes. Según calcula Nancy Marinero, vecina de la capilla, unas 500 personas por mes visitan el lugar. La cifra impresiona si se tiene en cuenta lo inaccesible del camino y que sólo un colectivo llega hasta allí a las 8 de la mañana y otro a las 12 del mediodía de lunes a sábado.
Sueño cumplidoHace siete años, la capilla sólo era un anhelo casi imposible de los vecinos. Pero gracias a la inspiración de Juan Diápolo, el sueño se hizo realidad en menos 10 meses. Ladrillo a ladrillo, la capilla fue tomando forma hasta transformarse en un verdadero templo de estilo post colonial.
“No queríamos un ambiente lujoso, sino inspirado en el trabajo rural y que simbolice el trabajo en la viña”, cuenta Nancy, quien a modo de guía turística explica cada detalle de la capilla y su simbología.
Ya en la puerta de entrada hay una figura en forma de pez, símbolo de los primeros cristianos. “El pescado junto con el pan era el símbolo de la abundancia”, cuenta Nancy e invita a pasar.
Al ingresar se ve una alcancía tallada en caña y madera con la letra “A” impresa. “Significa Albardón y Amistad, no sólo alcancía”, bromea la mujer.
La construcción deja ver un trabajo artesanal en el techo construido en cañizo y palos en el que se ve un ojo de cristal. Cada caña simboliza un misterio del Santo Rosario.
El piso está construido en tres niveles como si fuera un anfiteatro en miniatura. “La idea es que todos los asistentes a la misa puedan ver bien y escuchar al sacerdote”, explica Nancy.
Las sillas bajas, encañadas y con una cruz en el respaldo tensionado con cordones de cuero, tienen cojines de arpillera con un aplique central pintado a mano. Su uso, aparte del normal, es ponerlas en el piso y usarlas como reclinatorio.
El travertino, piedra blanca abundante en la zona; las sillas de totora, de la orilla del río que atraviesa Albardón, crean un ambiente muy especial para los que se acercan a pedirle a la Virgencita ayuda en la época de vendimia.
En su interior se descubren más de 15 símbolos cristianos que le dan un contenido místico particular.
El santuario está realizado por una destilera de agua completa, en señal de la purificación.
El altar es el cuerpo de Jesús, formado por incrustaciones en el piso. Sus brazos ofrecen la lectura y la bendición, realizados en travertino en distintas expresiones.
En el medio hay un barril, portador del vino que se consagra en la misa y que simboliza el corazón de Jesucristo.
Las ventanas tienen vidrios de cuatro colores. Cada uno simboliza los distintos estados del parral durante el año.
En la capilla se celebran misas todos los domingos a las 11 de la mañana. Nancy, tras cumplir su misión con estos nuevos visitantes, nos despide: “Vuelvan cuando quieran, ya conocen el camino”.
Fuente Diario El Zonda – San Juan
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