Cuando
el evangelio describe la muerte de Jesús, afirma que éste dando un fuerte grito
exhaló su espíritu. Ese espíritu que irradia no es solamente la confirmación de
la muerte del Señor, sino también la entrega del Espíritu Santo que continuará
su obra en la Iglesia, nacida del costado abierto de Cristo, del que brota
sangre y agua, signos de la Eucaristía y del bautismo.
Por
el Padre Ricardo B. Mazza
No hay comentarios:
Publicar un comentario