Cuando miro al último de mis hijos, no puedo creer el error hubiésemos cometido, lo que me hubiese perdido y el dolor que sentiría al saber que había asesinado a mi compañero de la vida, a ese que trabaja y me acompaña continuamente, a quien desayuna todas las mañanas junto conmigo... ¡que gran error imperdonable que hubiéramos cometido!, ¡algo que ni nosotros mismos nos hubiésemos perdonado jamás!
Por Hector Alberto Balbastro
Ver nota completa...
CRISTIANOS, MAYORITARIOS EN DECRECIMIENTO
-
El Centro de Investigación Pew publicó el 9 de Junio su más reciente
Panorama Religioso Global, en el que realizó una comparación del
crecimiento de las ...
Hace 10 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario