Cuando miro al último de mis hijos, no puedo creer el error hubiésemos cometido, lo que me hubiese perdido y el dolor que sentiría al saber que había asesinado a mi compañero de la vida, a ese que trabaja y me acompaña continuamente, a quien desayuna todas las mañanas junto conmigo... ¡que gran error imperdonable que hubiéramos cometido!, ¡algo que ni nosotros mismos nos hubiésemos perdonado jamás!
Por Hector Alberto Balbastro
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DE OBISPONES ARGENTINOS
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Noticias tomadas de GLORIA NEWS.
*1.º EL “OBISPÓN VILLERO” CARRARA, NOMBRADO SUCESOR DEL “TUCHO”.*
Francisco Bergoglio nombró –de nuevo– un arzobis...
Hace 12 minutos
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