martes, 8 de enero de 2019

¡ATRÉVASE MONSEÑOR! VEINTICINCO AÑOS DESPUÉS…



«¡Fuego, fuego, fuego! ¡Fuego en la casa de Dios! ¡Fuego en las almas! ¡Fuego en el santuario!». Fuego destructor, fuego purificador, fuego restaurador, destinado a envolver la tierra, a consumirla y a transformarla. Que el fuego divino se extienda antes que aquel de la cólera, que reducirá nuestra sociedad a cenizas, como ocurrió en Sodoma y Gomorra.

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