Su
padre, que era un hombre sabio, le dio un regalo: era una flor muy rara y
bellísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo y, por ello, muy
cara. Le dijo: "Hija, esta flor te
va a ayudar mucho, tan sólo tendrás que cuidarla: regarla y podarla de vez en
cuando; ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas
flores".
Por
el Pbro. José Martínez Colín
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