Este colectivismo que llora y patalea, que nos hace depender intensamente del Estado, tiene su máxima expresión en un feminismo “nuevo”, donde la reivindicación de la “categoría mujer”, que es de todas las identidades colectivas la más amplia y, por lo tanto, la más apetecible para el poder, se convierte en una falsa liberación.
Por Javier Benegas
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